¨Hola Daniel, Veo que a tu perfil le falta más nieve, ¿Qué tal si llegamos a la cima del nevado santa Isabel y bordeamos la laguna del Otún? ¨. Faltando tan solo tres días para mi cumpleaños,llega este mensaje para cambiarlos e iniciar una de las mejores aventuras que he vivido. ¡¡Tan solo imaginar que se juntaban mis paisajes favoritos: montañas, páramo, lagunas y por primera vez un nevado! Tan pronto llegué a mi casa empecé a hacer la lista de todas las cosas que debía llevar. Para este tipo de travesías es sumamente importante que no se quede nada de lo necesario porque de esto dependerá tu experiencia en el lugar. Una noche antes hice checklist de mis cosas y ya todo estaba listo para irme. La ruta por la que subiríamos iniciaba en Manizales así que debía tomar un bus desde Bogotá, el trayecto dura aproximadamente 8 horas maso menos. Yo lo tome de noche como suelo hacer en trayectos largos para no sentir tanto el viaje. Una vez en Manizales, nos vimos en un parque central donde llegaría un jeep por nosotros, Subimos todas nuestras maletas al techo y arrancamos hacia la entrada del parque nacional natural los nevados por la ruta del cóndor. Este recorrido nos debía tomar unas dos horas por caminos destapados, pero sin saberlo esta vez seria diferente. Por el estado de las vías y la época de invierno el carro en el que íbamos se quedo profundamente enterrado en el lodo. Entonces desde este momento esta aventura acababa de iniciar. Tomamos la decisión de dejar el carro y empezar a caminar con nuestras maletas, aunque aun faltaba una hora para llegar a la entrada del parque. el objetivo del primer día era llegar a la zona de campamento que queda al borde de la grandiosa laguna del Otún. Los paisajes aún estaban constituidos por muchas montañas, fincas campesinas, y animales. Pero a medida que cruzamos la entrada del parque los paisajes se iban haciendo cada vez mas deslumbrantes. Empezaban a asomarse los primeros frailejones, riachuelos, y lagunas. En este momento ya nos encontrábamos aproximadamente a 4.000 msnm esto significa que nuestros cuerpos ya iban a empezar a reaccionar a la altura y estábamos propensos a sentir el tan conocido ¨soroche¨ para quien no sabe lo que significa esto. Básicamente es el mal de altura(mareos, dolor de cabeza, cansancio físico, vómitos) pero para prevenirlo nuestros guías nos entregaron a cada uno unas cuantas hojas de coca, que debíamos mascar, exprimir su sustancia, y botarlas cuando sintiéramos que era el momento en que estábamos propensos a sentirlo. Unas cuatro horas luego desde que dejamos el carro ascendiendo paso a paso habíamos llegado al tan anhelado campamento de ese día, pues el cuerpo cargando el peso de la maleta en la espalda todo el tiempo ya no daba más. Sin embargo, empezar a recorrer el panorama con la mirada fue el energizante para dejar mi maleta y empezar a caminar un poco tomando cientos de fotos, no podía quedarme sin estos retratos, me sentía tan pequeño y tan conectado ante la inmensidad que refleja este lugar. Luego empezamos a armar nuestras carpas antes de que llegara la noche y nos quedáramos sin luz del día. Sobre pasar la noche allí, no lo puedo negar es difícil, el piso húmedo traspasa la colchoneta con tu sleeping, los dedos congelados, y la lluvia helada no ayudan mucho aunque de una u otra manera en algún momento se logra dormir y descansar un poco. A pesar de la noche que acaba de pasar. El día del ascenso a la cumbre del nevado santa Isabel había llegado. Nos despertamos desde muy temprano aprovechando que el día estaba soleado y el panorama se encontraba despejado. Con toda la motivación íbamos caminando y ascendiendo poco a poco, pero lo increíble aquí es que el nevado no fue el único protagonista del viaje, pues cada que ascendíamos un poco más iban apareciendo paisajes de ensueño que literalmente solo se ven en las películas, por ejemplo, mirar a tu al rededor y darte cuenta que estas en medio de tres imponentes nevados: el santa Isabel, el del Ruiz, y el del Tolima.